¿Por qué nadie apoya el Golpe de Estado en Honduras?

Cómo han cambiado los tiempos. Quién diría que la OEA o Estados Unidos se encontrarían rechazando un golpe de Estado en Centroamérica cuando históricamente este país y estos organismos se han dedicado a legitimar cualquier acción represiva contra nuestros pueblos.
Sin ir más lejos, Estados Unidos ha estado a favor del Golpe contra Chávez, ha apoyado acciones de la extrema derecha en la medialuna boliviana y la OEA ha estado atenta a los dictámenes del país del norte ante cualquier acción militar impulsada por éste.
Debido a lo anterior es que es difícil entender las reacciones contra el golpe de Estado que han tenido practicamente todos los países del mundo contra el gobierno de facto en Honduras. "Se habla que los golpes de Estado son cosa del pasado y que por lo tanto la comunidad internacional no puede apoyar acciones que forman parte de una política inadecuada para estos tiempos".
Toda esta política antigolpista que llena los noticieros actuales nos llama a introducirnos en el tema con el fin de descubrir lo que hay detrás de todo este aparataje informativo.
¿Será que efectivamente el imperialismo apuesta por la democracia y el derecho de autodeterminación de los pueblos? ¿Será que esta vez el pueblo SI es importante para los poderosos?
La verdad que nada de esto cierto. Lo cierto es que desde hace algunos años el "Orden Institucional" se encuentra en crisis y ningún poderoso está dispuesto a ver amenazado su poder. Desde hace varios años el pueblo poco a poco comienza a darse cuenta que el concepto de Democracia como concepto inmaculado de una sociedad ideal, no es todo lo que promete, pues al menos en occidente la Democracia lleva años y la situación política y económica de la gran masa proletaria no sólo sigue igual, sino que se ha pauperizado.
El pueblo comienza a entender que la Democracia y el orden de las instituciones no tiene por qué ser el camino natural de una sociedad civilizada. El pueblo comienza a entender que la democracia y sus instituciones burguesas sólo son formas para perpetuarse en el poder a expensas del trabajo del proletariado mundial.
Es así como día a día vemos que la gente comienza a tomar la justicia por sus manos. Vemos como los deudores habitacionales agudizan sus protestas y no creen en las promesas del gobierno. Observamos cómo el electorado mundial disminuye en cada proceso eleccionario, porque ya no se sienten identificado con el juego electoral.
En la encuesta burguesa del "Latinobarómetro", queda evidenciada esta realidad. El pueblo latinoamericano no le cree a la Democracia, porque se han dado cuenta de que es una forma para jugar con nuestro pueblo y empeorar aún más sus condiciones de vida.
Debido a esta realidad, es que el pueblo ha comenzado a organizar sus prácticas participativas de manera autónoma, dejando de lado a las cúpulas de la clase política. El pueblo poco a poco ha dejado de creer en las instituciones del Estado burgués porque se ha dado cuenta de la corrupción y los intereses creados que estas instituciones defienden. De esta manera el proletariado se está dando cuenta que el único orden institucional aceptable es aquel que nace y se desarrolla en el seno del pueblo. Aquel que surge desde la organización del pueblo que lucha y aquel que dará origen al partido de la revolución, organización fundamental que desarrollará el proceso revolucionario hacia la construcción del comunismo.
Todo lo dicho explica la preocupación de los Estados y Organizaciones burguesas por defender la "Democracia". Un estado dictatorial, aunque sea de derecha, amenaza los intereses de las burguesías, pues generan un escenario propicio para el alzamiento popular y revolucionario.
La Democracia es el mejor escenario posible para el intercambio comercial y la correspondiente explotación y sometimiento del proletariado mundial. Por lo tanto todos han salido a defender al Presidente "constitucional" a pesar de que su desviación hacia el chavismo le comenzaba a molestar a varios. Los discursos dominantes apuntan a rechazar una respuesta armada y apelan al diálogo con el presidente de facto (y no lo denominan "golpista") quizá anticipando un teatro de operaciones para nuevos "golpes constitucionales" a la burguesía prochavista.