Pescadores salen a tomar lo que es suyo (desde Coquimbo)

Durante 3 días los pescadores de las caletas de la comuna de Coquimbo (Peñuelas, Guayacán, La Herradura, Guanaqueros y Tongoy) efectuaron movilizaciones en rechazo al precio del kilo de jibia fijado por las grandes pesqueras de la zona, principalmente la Pesquera San José (ex Coloso, de propiedad del Grupo Lecaros Menénez, aliados de Angelini) de Coquimbo.
Como es sabido desde hace años que las políticas neoliberales del país han favorecido a las grandes empresas pesqueras, dándole amplios beneficios para la extracción desmesurada mediante la pesca de arrastre. En la zona, caracterizada por la gran riqueza de recursos marinos, la empresa San José desde hace varias décadas se dedica a la elaboración de harina de pescado. Con la extracción irracional de los recursos ha provocado un fenómeno inusual en la zona, el cual es que las jibias que son animales que viven en alta mar deban acercarse obligadamente hacia áreas más cercanas producto de que han comenzado a escasear los recursos para su alimentación. Unido a esto la elevación de la temperatura del mar producto del calentamiento global ha traído a las jibias hacia las costas con lo cual desaparece aún más los peces que puedan capturar los pescadores artesanales, puesto que las jibias consumen una gran cantidad de peces para su alimentación.
Las empresas industriales, ni tontas ni perezosas, han encontrado nuevos negocios en los mercados asiáticos para la jibia, con lo cual pueden suplir las carencias de los pescadores artesanales puesto que éstos han debido reorientar sus labores hacia la captura de la jibia. Mediante este mecanismo es que la empresa ha pasado a ser una suerte de empleador de los trabajadores, ya que le comprar la jibia que ellos capturan; sin embargo no tienen ninguna relación legal, puesto que sólo le compran la jibia, y más encima mediante un tercero, puesto que una empresa externa sirve como intermediaria para lucrar con esta relación.
Es en este contexto donde se producen las manifestaciones de los pescadores artesanales de las caletas. Ellos se ven obligados por necesidades económicas a vender su producto hacia la Empresa San José, pero están en una situación precaria debido a que parte de sus trabajo se lo lleva quien es el intermediario, la empresa del señor Ángel Cortés. Es por estos motivos que los trabajadores decidieron organizarse y suspender la captura y la venta de la jibia desde el martes 13 de mayo.
En primera instancia, la Empresa actuó como lo hace toda empresa, se remitió a lo legal y señaló que ellos no son trabajadores dependientes de ella, no existe ningún contrato, por lo tanto no pueden negociar con ellos el precio del kilo de jibia, el cual se había reducido de 32 pesos a 30 pesos.
Esta reacción de la burguesía incitó a los trabajadores a desbordar la legalidad realizando diversas protestas, incluyendo barricadas y manifestaciones públicas. Los pescadores, en un número cercano a los 250, bloquearon el único acceso a la pesquera, en el sector de La Pampilla, con estas acciones los trabajadores de mar, lograron que el gerente de la empresa se viese obligado a escuchar sus demandas. Las acciones llevadas a cabo de manera directa por los trabajadores mismos tuvieron como consecuencia que el precio del kilo de jibia se estableciera en 33 pesos, pero más importante aún fue el echo de que de ahora en adelante los trabajadores venderán directamente a la empresa las jibias capturadas y no se deberá recurrir a la empresa intermediaria del señor Ángel Cortés. Con esto, serán ellos quienes perciban las ganancias que antes se llevaba el intermediario. De esta manera se demuestra una vez más que si los trabajadores acatan ciegamente lo que establece la ley nunca podrán acceder a reivindicaciones económicas. En la lucha espontánea que dieron estos trabajadores durante la semana recién pasada se encuentra el germen de lo conciente. Las reivindicaciones económicas son el inicio de las demandas políticas que en un futuro cercano deberán levantar los trabajadores para ejercer nuevas formas de poder que contradigan las políticas neoliberales de la burguesía chilena.