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Mientras en el día de ayer El Mercurio titulaba en portada “Paro ilegal de Escondida” para juzgar la paralización de alrededor de 3.000 trabajadores de planta del yacimiento minero más grande del mundo, en el día de hoy sus compañeros de faenas los trabajadores subcontratistas de la misma Mina anunciaron que se plegarían a la movilización engrosando las filas de proletarios en huelga con unos 7.000 nuevos trabajadores.
La huelga que ya ha hecho perder alrededor de 150 millones de dólares a sus controladores BHP Billiton (canadienses) se inició el viernes pasado en demanda de mejoras salariales. Hasta el momento la empresa está parada en un 100% haciendo añicos el Código del Trabajo (puesto que no están en proceso de negociación, única instancia legal que permite la huelga), cuestión que por el momento no es posible de realizar en otras áreas del sistema de producción por lo pequeño de las empresas (reales o ficticias) y por la debilidad de las organizaciones de trabajadores.
Al mismo tiempo la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC, dirigida por los liberales oportunistas del PS y que en reiteradas ocasiones han criticado la combatividad de los subcontratistas) evaluó plegarse a la movilización. Todo esto en un contexto en el cual los ecos de la paralización de los 45 mil trabajadores de CODELCO del 11 de julio aún resuenan en el ring de la lucha de clases. Esta fuerte movilización del proletariado chileno (concepto que hasta no hace mucho variados sectores de “izquierda”, siguiendo a Fukuyama, juzgaban como añejo) viene a hacer frente al intento de introducir capitales privados en Codelco. La FTC, que agrupa a los sindicatos de planta de Codelco, pretende evitar la privatización encubierta del yacimiento Gabriela Mistral.
Sin duda que la adhesión de los subcontratistas a las movilizaciones de los trabajadores de planta de Escondida es un buen antecedente en la unidad de la clase. El llamado a huelga de la FTC también es oportuno para hacer frente a la ofensiva privatizadora de las últimas décadas. Es de esperar que en otras ocasiones los trabajadores de planta también solidaricen con los subcontratistas, se sumen a sus demandas y hagan efectiva la “unidad en la acción”.
La actual movilización, juzgada como ilegal por el gobierno y la burguesía chilena, debe servir como precedente para el movimiento general de la clase y el pueblo; para dejar de avanzar con los ritmos que imponen las leyes burguesas y volver a entender que la emancipación de los trabajadores es obra de nosotros mismos.
Sin embargo esta unidad en la acción no puede olvidar la memoria popular, esa que nos dice que muchos de los que hoy realizan incendiarios discursos fueron quienes nos denunciaron ayer y que en un par de años más esténs haciendo campaña al lado de la Concertación. La manera de denunciar el oportunismo no es restándose de las movilizaciones, el tiempo de los sectarios debe ser cosa del pasado. Para barrer con los oportunistas se debe apuntar a ir politizando las demandas única forma de desenmascararlos.
La huelga que ya ha hecho perder alrededor de 150 millones de dólares a sus controladores BHP Billiton (canadienses) se inició el viernes pasado en demanda de mejoras salariales. Hasta el momento la empresa está parada en un 100% haciendo añicos el Código del Trabajo (puesto que no están en proceso de negociación, única instancia legal que permite la huelga), cuestión que por el momento no es posible de realizar en otras áreas del sistema de producción por lo pequeño de las empresas (reales o ficticias) y por la debilidad de las organizaciones de trabajadores.
Al mismo tiempo la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC, dirigida por los liberales oportunistas del PS y que en reiteradas ocasiones han criticado la combatividad de los subcontratistas) evaluó plegarse a la movilización. Todo esto en un contexto en el cual los ecos de la paralización de los 45 mil trabajadores de CODELCO del 11 de julio aún resuenan en el ring de la lucha de clases. Esta fuerte movilización del proletariado chileno (concepto que hasta no hace mucho variados sectores de “izquierda”, siguiendo a Fukuyama, juzgaban como añejo) viene a hacer frente al intento de introducir capitales privados en Codelco. La FTC, que agrupa a los sindicatos de planta de Codelco, pretende evitar la privatización encubierta del yacimiento Gabriela Mistral.
Sin duda que la adhesión de los subcontratistas a las movilizaciones de los trabajadores de planta de Escondida es un buen antecedente en la unidad de la clase. El llamado a huelga de la FTC también es oportuno para hacer frente a la ofensiva privatizadora de las últimas décadas. Es de esperar que en otras ocasiones los trabajadores de planta también solidaricen con los subcontratistas, se sumen a sus demandas y hagan efectiva la “unidad en la acción”.
La actual movilización, juzgada como ilegal por el gobierno y la burguesía chilena, debe servir como precedente para el movimiento general de la clase y el pueblo; para dejar de avanzar con los ritmos que imponen las leyes burguesas y volver a entender que la emancipación de los trabajadores es obra de nosotros mismos.
Sin embargo esta unidad en la acción no puede olvidar la memoria popular, esa que nos dice que muchos de los que hoy realizan incendiarios discursos fueron quienes nos denunciaron ayer y que en un par de años más esténs haciendo campaña al lado de la Concertación. La manera de denunciar el oportunismo no es restándose de las movilizaciones, el tiempo de los sectarios debe ser cosa del pasado. Para barrer con los oportunistas se debe apuntar a ir politizando las demandas única forma de desenmascararlos.
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