En marzo de 2003 comenzó la invasión norteamericana a la nación iraquí bajo las acusaciones de poseer ocultas armas de destrucción masiva y conexiones entre Sadam Hu

Por estos días finales de agosto de este año 2010, tras siete años de invasión, las tropas norteamericanas se retiran derrotadas sin poder cumplir su objetivo. Nada de paz deja esta invasión, pidiendo inclusive que se mantengan tropas imperialistas por parte del comandante del ejército iraquí; sin duda que su contacto con las fuerzas armadas imperialistas le han afectado puesto que este yanacona tiene pavor frente a lo que el pueblo iraquí resuelva.
Lo más probable es que un nuevo régimen teocrático o dogmático se hará del poder, puesto que la “democracia occidental” no existe en ninguna nación árabe de la región. La posesión del abundante petróleo iraquí fue lo que hizo desafiante a Hussein y provocó la sed de Bush y de Tony Blair, los cuales no dudaron en mandar a sus soldados a una guerra sin legitimidad ni en su misma patria, teniendo como saldo más de 4 mil soldados norteamericanos muertos. Sin embargo la retirada “oficial” de las operaciones de combate en Irak no significan el fin de la presencia yanqui en este territorio, puesto que permanecerán cerca de 50 mil soldados encargados de “aconsejar y ayudar al ejército iraquí”, aconsejar, dicho sea de paso, cómo matar a 1 millón de personas en siete años y como controlar las reservas de crudo de petróleo sin que la población local proteste.
La guerra en Afganistán y el papel de los comunistas.
La situación bélica en Afganistán no dista mucho de la de Irak, puesto que los EE.UU. no han podido cumplir con sus postulados sagrados de la guerra contemporánea: provocar enfrentamientos de corta duración (tras lo aprendido en su derrota en Vietnam), para evitar el reagrupamiento interno y las protestas internacionales. Las fuertes ofensivas militares llevadas a cabo con éxito desde la Guerra del Golfo en adelante (guerra que pasó a ser el paradigma de las invasiones en las dos últimas décadas) no lograron tener los efectos esperados para los imperialistas, ni en Irak ni en Afganistán. Sumémosle a eso que Afganistán es un país sumamente atrasado, donde las formas de producción capitalista prácticamente no existen y donde su suelo fue territorio de disputa para los mayores imperialismos en la segunda mitad del siglo XX: el imperialismo yanqui y el soviético.
El año de 1978 afectó fuertemente el movimiento popular y de liberación al mismo tiempo que sumió al país en una dependencia total al imperialismo. Esto puesto que en este año el Partido Democrático Popular (PDP), aliados de los socialimperialistas soviéticos se tomaron el poder. Este gobierno se encargó de adoptar las posiciones de los “soviets hinchas”, obedeciendo a los soviéticos y persiguiendo al movimiento popular para dejar libre el campo a la injerencia de la URSS (con un resultado de 13.500 muertos en diez años de guerra interna).
Fue bajo la ocupación soviética que los yanquis comenzaron la disputa del territorio mediante el auspicio de insumos y logística a los sectores más conservadores y reac

Sin embargo no solo talibanes fundamentalistas retrógrados y reaccionarios existen en Afganistán. A diferencia de Irak en el territorio afgano existe una fuerte tradición de lucha comunista por una sociedad sin clases, pero que fue fuertemente sofocada por los aliados del imperialismo soviético desde fines de los ´70. Son estos sectores los que en el 2004 se aglutinaron en el Partido Comunista Afgano (maoísta) y que vienen anunciando el Inicio de la Guerra Popular en ese país contra los imperialistas y sus títeres de turno. Esta organización comunista clandestina no pretende aliarse ni con los ocupantes extranjeros ni con los grupos islámicos teocráticos y tiene bastante claro además, que las negociaciones de paz no son el camino para la victoria comunista, a pesar de que esta sea producto de un proceso prolongado esto no debe llevar a la desesperación entregista como ya se ha visto en el pasado (Nepal) y como se atisba en otras luchas.
Frente a la imperialista imposición de una democracia occidental títere y frente a una reaccionaria teocracia feudal los comunistas de Afganistán oponen la Guerra Popular, único camino de lucha de los pueblos frente al poderío bélico del imperialismo.