martes, 30 de noviembre de 2010

HUELGA EN EL METRO. LA MISERIA DE LA LEGISLACIÓN LABORAL.

Bastante expectación causó el anuncio de huelga de los conductores del Metro para esta semana. 743 conductores y supervisores de tráfico, agrupados en el Sindicato nº 3 de Metro irían a huelga desde este lunes 29 debido a que la empresa solo aprobó 1 de los 4 puntos de la negociación colectiva (se niega a mejorar los planes de retiro y a los aumentos salariales).
La huelga la ha logrado sobrellevar la empresa puesto que la "patronal" legislación laboral que existe en Chile permite que utilicen personal de reemplazo para suplir las labores de los huelguistas. Así Metro ha logrado suplir a los cerca de 700 conductores paralizados con personal que no pertenece a este sindicato y de otras áreas administrativas que fue capacitado específicamente para suplir esta situación de huelga.
En las líneas 1, 2 y 5 existen varios conductores que no están asociados al Sindicato nº 3, sino que a los restantes, por eso en estas líneas la paralización no ha tenido gran repercusión salvo que los trenes han disminuido su frecuencia. En cambio en las líneas 4 y 4A la presencia del Sindicato nº 3 es más fuerte por lo que Metro debió utilizar personal de reemplazo capacitado recientemente (en 3 semanas) para poder mantener vigente la Línea 4, mientras que la 4A defintivamente debió ser cerrada. Esto manifiesta claramente como el sindicalismo se ve anclado a la legislación que le impide negociar por rama, o en este caso por empresa mandante. Mucho peor en este caso cuando los Sindicatos 1, 2 y 4 ya negociaron previemente y llegaron a acuerdo con la empresa, lo que permite que mediante la división de las luchas las fuerzas se diluyan para el beneficio del patrón. Esto no se debe a que entre los distintos Sindicatos existan grandes diferencias sino porque han enfrentado sus negociaciones según los ritmos impuestos por la empresa y no lo han hecho de manera unificada, lo que a la larga conduce a que los diversos sindicatos obren en contra de los intereses de sus demás compañeros de clase.


Consecuencias de esto: la atomización sindical que provoca esterilidad en las luchas y la utilización de esquiroles (rompe huelgas) por parte de la empresa, cuestión impensable en países como Argentina donde el reemplazo de los huelguistas es ilegal (como se vió en la reciente huelga de los trabajadores de LAN).

La prensa en este sentido ha hecho su triste papel. Al igual que las autoridades se preocupan en estos intantes de los pasajeros, no importéndole que viajen conducidos por personal no especializado que carga en sus conciencias trabajar en desmedro de su clase; la prensa no duda en satanizar la huelga, entrevistan a pasajeros disgustados por las demoras en sus trayectos, situación ésta que sucede día a día pero que no cuenta con los parlantes de la prensa para denunciar las pésimas condiciones de transportes sino que sólo cuando los trabajadores se organizan la prensa sale a preocuparse por los usuarios.
Lo que no logró hacer la prensa lo hizo su brazo derecho, Carabineros de Chile. Muchos pasajeros no han logrado percibir que trabajadores del Metro están en huelga salvo porque a las fueras de cada una de las estaciones se encuentran los (poco)efectivos miembros de la institución policial, siempre cautos y dispuestos a cumplir con su deber, en este caso, en contra de los trabajadores del Metro.

Súmese a esto que Metro es una de las empresas que mejor ha llevado a cabo, en los últimos años, un fuerte proceso de externalización de trabajadores. No por algo la actual Ministra del Trabajo Camila Merino, siendo Gerenta General de esta empresa logró sus medallas al llevar a cabo esta "modernización" del Metro que en la práctica fue una mera precarización laboral mediante la subcontratación de los trabajadores. Sin duda que la subcontratación es otra herramienta de la patronal para disminuir la lucha y la organización de los trabajadores, dividiéndolos según la empresa que los subcontrate.
El movimiento de trabajadores debe ir aprendiendo de todas estas luchas. Desde acá todas las fuerzas para los trabajadores, el hecho de que se mantenga la huelga y que se logre obligar a la empresa a anunciar un "dom;ngo sin metro", será una muestra de resistencia. La articulación de las luchas con trabajadores fiscales; la superación de la atomización y la inclusión en las luchas de los trabajadores subcontratados son tareas urgentes a superar por el sindicalismo que en la huelga de los trabajadores del Metro nos hacen patente cuanto nos queda por avanzar.

Cuando no sea sólo una parte de los trabajadores de Metro que protesten en las afueras de la estación Vicuña Mackenna y que luego se dirijan a las oficinas centrales de Metro, sino todos los trabajadores de esta empresa, de planta y subcontratados los que unificados en una sola lucha obtengan sus reivindicaciones será prueba de que el sindicalismo en Chile avanza y logra superar y desbordar la miseria de la legislación laboral. Eso también irá de la mano con que los sindicatos no respondan a los partidos burgueses como el PS.

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