La selección nacional es
un ministerio más del Estado.
un ministerio más del Estado.
(Las Manos de Filippi)
Para nadie es un misterio que las líneas que vienen a continuación no serán las que mejor sean recibidas por las masas. Esto puesto que la fiebre mundialera que hoy vemos pareciera no dejar a nadie ajeno a esta vorágine alienante. No queremos decir con esto que el fútbol sea en sí mismo una activada reaccionaria o alienante; es una manifestación social y cultural, y, como tal, inserta dentro de la lucha de clases y sometida a las leyes de la dialéctica. En este sentido es que el fútbol puede representar motivaciones políticas e ideológicas pero dependiendo del carácter que se le dé y aquí no estamos hablando precisamente de fútbol amateur ni de cultura popular sino que nos enfrentamos a una actividad deportiva transformada en mercancía en el amplio espectro de lo que conlleva.
Mientras el Transantiago sigue estando cada día más caro y el metro y las micros cada días más llenas, la selección distraerá todas nuestras preocupaciones. Mientras en Sudáfrica persistan las contradicciones internas veremos a Mandela sentado en el mismo palco con los representantes imperialistas, simulando que el apartheid es cosa del pasado (ocultando que hace un par de meses sectores populares originarios asesinaron a un de los líderes líder de las políticas racistas y reaccionarias del apartheid).
Mientras miles de personas aún continúan sin viviendas tras 3 meses de ocurrido el terremoto (sin contar a todos los que nunca han tenido vivienda) nuestros buenos jefes nos autorizarán a llevar una TV a la pega, justificando así los despidos a fin de mes, las bajas de sueldo y los malos tratos.
Mientras miles de trabajadores con suerte llegan a fin de mes con los sueldos de hambre, los aparatos ideológicos del Estado los volvieron a “calzar” con nuevos créditos tentadores, esta vez con el “plasma”, el cual reemplazará necesidades básicas del pueblo con tal de cumplir con los valores de la ideología burguesa como son el arribismo y el individualismo.
Mientras se vuelven a enarbolar los sentimientos de “unidad nacional” con banderas patrioteras los trabajadores del Hotel Valdivia de la ciudad de Santiago siguen en huelga sin ser oídos por sus patrones los que deben tener su tonto asao con sus buenas botellas de vino Casillero del Diablo.
La patria… el mejor invento para ocultar la lucha de clase. El fútbol… bello deporte mancomunado, en que hombres (y hoy también muchas féminas) utilizan lo mejor de su destreza física combinando fuerza y coraje con táctica y estrategia. Deporte hoy utilizado mejor que cualquier prensa, alucinógeno u opio que en citas mundialistas despierta los chovinismos nacionalistas y el aprovechamiento populista reaccionario "igual, igual, igual que en el mundial 78". La roja… consigna propagandista para dar pan y circo a nuestro pueblo.
Que nos una la roja… la roja bandera del comunismo.
Para nadie es un misterio que las líneas que vienen a continuación no serán las que mejor sean recibidas por las masas. Esto puesto que la fiebre mundialera que hoy vemos pareciera no dejar a nadie ajeno a esta vorágine alienante. No queremos decir con esto que el fútbol sea en sí mismo una activada reaccionaria o alienante; es una manifestación social y cultural, y, como tal, inserta dentro de la lucha de clases y sometida a las leyes de la dialéctica. En este sentido es que el fútbol puede representar motivaciones políticas e ideológicas pero dependiendo del carácter que se le dé y aquí no estamos hablando precisamente de fútbol amateur ni de cultura popular sino que nos enfrentamos a una actividad deportiva transformada en mercancía en el amplio espectro de lo que conlleva.
Mientras el Transantiago sigue estando cada día más caro y el metro y las micros cada días más llenas, la selección distraerá todas nuestras preocupaciones. Mientras en Sudáfrica persistan las contradicciones internas veremos a Mandela sentado en el mismo palco con los representantes imperialistas, simulando que el apartheid es cosa del pasado (ocultando que hace un par de meses sectores populares originarios asesinaron a un de los líderes líder de las políticas racistas y reaccionarias del apartheid).
Mientras miles de personas aún continúan sin viviendas tras 3 meses de ocurrido el terremoto (sin contar a todos los que nunca han tenido vivienda) nuestros buenos jefes nos autorizarán a llevar una TV a la pega, justificando así los despidos a fin de mes, las bajas de sueldo y los malos tratos.
Mientras miles de trabajadores con suerte llegan a fin de mes con los sueldos de hambre, los aparatos ideológicos del Estado los volvieron a “calzar” con nuevos créditos tentadores, esta vez con el “plasma”, el cual reemplazará necesidades básicas del pueblo con tal de cumplir con los valores de la ideología burguesa como son el arribismo y el individualismo.
Mientras se vuelven a enarbolar los sentimientos de “unidad nacional” con banderas patrioteras los trabajadores del Hotel Valdivia de la ciudad de Santiago siguen en huelga sin ser oídos por sus patrones los que deben tener su tonto asao con sus buenas botellas de vino Casillero del Diablo.
La patria… el mejor invento para ocultar la lucha de clase. El fútbol… bello deporte mancomunado, en que hombres (y hoy también muchas féminas) utilizan lo mejor de su destreza física combinando fuerza y coraje con táctica y estrategia. Deporte hoy utilizado mejor que cualquier prensa, alucinógeno u opio que en citas mundialistas despierta los chovinismos nacionalistas y el aprovechamiento populista reaccionario "igual, igual, igual que en el mundial 78". La roja… consigna propagandista para dar pan y circo a nuestro pueblo.
Que nos una la roja… la roja bandera del comunismo.
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